Pedro de Cantoval escribe a sus hijos, 15 de febrero de 1565.
“razón es que vengáis vosotros a esta tierra donde estoy, pues que esa a donde nacisteis no es para mas de para nacer y no para sustentar los hombres, y pues en estas partes tenéis principio para vivir, no seáis pusilánimes, sino que pues os lo mando lo hagáis y no otra cosa, aunque penséis morir”
El segundo fragmento creo que refleja muy bien los problemas, las angustias y los miedos de una época perdida en el tiempo.
Juana Bautista escribe desesperada a su hermana Mariana de Santillán, 18 de marzo de 1572.
“Muy deseada hermana.
Una suya [carta] recibí en la otra flota pasada, que en esta no he tenido ventura de recibir ninguna, aunque cuando la otra me dieron ya había un año que estaba en México, y la flota era ya ida hacía más de dos meses, y así no pude responder en ella, y por ella me escriben como se querían venir a esta tierra. Sabe mi Dios el contento que yo recibí pensando que ello fuera así, que cuando oí decir que la flota era venida envié luego a México un hombre que los buscare, y no he sabido parte de ellos, ni nadie me ha sabido dar razón, por lo cúal Dios sabe como está mi corazón, porque como en esa flota se perdieron tantos navíos estoy con muy gran pena, que no se si se quedaron allá, o si por mis pecados les haya acontecido algo por la mar, según soy desdicha, que era tanto el gozo que tenía pensando que vinieran, como me habían escrito, que no se lo se decir, y así todo se me volvió en un muy gran pesar, lo uno en no saber de ellos y lo otro en llevarme Dios en este tiempo un hijo que tenía de Macías, que era todo mi consuelo y mi descanso, mozo de mas de veinticinco o veintiséis años, que era todo el consuelo de su padre y mío”
Para más información: OTTE, Enrique, Cartas privadas de emigrantes a indias 1540-1616, Fondo de cultura Económica, México, 1993.