Cuando hace unos meses el gobierno negaba la crisis y se esforzaba por buscar sinónimos inverosímiles y ridículos para calificar la situación, todos, yo el primero, criticamos esta actitud que les alejaba de la realidad del ciudadano de a pie, sin embargo, hoy tengo que reconocer que nos equivocamos. No quiero justificar con esto el comportamiento del gobierno, es evidente que la crisis les pilló totalmente por sorpresa, a pesar de que resultaba obvio para cualquier observador más o menos informado que el modelo de desarrollo español era un gigante con pies de barro, o debería decir de ladrillo, lo que trato de exponer es que aunque las causas que llevaron a Zapatero a negar la mayor no fueron las correctas, electoralismo e incapacidad de asumir los errores, el fin si era el acertado y el tiempo lo ha demostrado. El reconocer la crisis ha producido una psicosis colectiva, alimentada convenientemente por las aves carroñeras del periodismo, que no ha hecho otra cosa que empeorar la situación. En el mercado se ha generado un círculo vicioso entre la bajada del consumo y los ajustes en la producción, que está siendo aprovechado por decenas de empresas oportunistas que llevan años con beneficios desorbitados y que ahora justifican alegremente expedientes de regulación que son inexcusables. Por desgracia, las grandes empresas no son las únicas que han aprovechado la coyuntura para enmascarar sus verdaderas intenciones, la bajada del 30 por ciento en el presupuesto para las universidades promulgada por Esperanza Aguirre en Madrid no tiene otro motivo que el deseo de nuestra super presi de acabar con la universidad pública.
En fin, si a mi me preguntan, yo creo que no hay crisis, la cosa sigue mas o menos igual, los ricos bien y los pobres jodidos. Lo gracioso es que cuando la cosa interesa a los ricos, somos capitalistas, liberales y gritamos a los cuatro vientos que el mercado se autorregule; pero cuando no interesa a los ricos, entonces inyectamos dinero público en la banca privada y todos pagamos los desmanes de unos pocos irresponsables. Mientras, no hay dinero para acabar con el hambre en el mundo. Vamos, lo de siempre.
En fin, si a mi me preguntan, yo creo que no hay crisis, la cosa sigue mas o menos igual, los ricos bien y los pobres jodidos. Lo gracioso es que cuando la cosa interesa a los ricos, somos capitalistas, liberales y gritamos a los cuatro vientos que el mercado se autorregule; pero cuando no interesa a los ricos, entonces inyectamos dinero público en la banca privada y todos pagamos los desmanes de unos pocos irresponsables. Mientras, no hay dinero para acabar con el hambre en el mundo. Vamos, lo de siempre.
!!!!CRISIS!!!!