27 julio, 2009

CUANDO EL MUNDO CONSPIRA EN TU CONTRA

Juan no podía entender porque sus amigos le decían que su novia era bajita cuando él medía 1,80 y la veía mucho más alta; le parecía un misterio el hecho de que, cada vez que venía a su casa a comer, su familia le asegurase que su novia tenía el pelo moreno y los ojos marrones, si era evidente para cualquiera que la conociese que en realidad su pelo era rubio y sus ojos azules; le indignó que la mejor amiga de su novia le regalase por su cumpleaños unas entradas para el concierto de la Oreja de Van Gogh cuando precisamente ella, por lo mucho que la conocía, debía saber que su novia odiaba ese grupo y que lo que realmente le gustaba eran los cantautores; incluso llegó a discutir agriamente con un amigo porque, al salir del cine, afirmó que si habían visto aquel bodrio de comedia romántica era porque lo había elegido su novia, aun a sabiendas de que ella jamás entraría a ver ese tipo de películas. ¿Qué diablos estaba pasando a su alrededor? ¿Se había vuelto loco todo el mundo? No entendía nada, no entendía nada hasta el día en que, al subir a un ascensor con su novia, giro la mirada hacia el espejo que tenían a un lado y se preguntó quién era aquella chica morena y bajita que estaba a su lado.



20 julio, 2009

MIRADAS SUCIAS

La noticia de que un número importante de hosteleros de ciudades como Málaga o Barcelona están presionando a sus respectivos ayuntamientos para que promulguen una ley que prohíba a la gente ir por la calle sin camiseta o en bikini me ha indignado. Estoy harto de esta obsesión de prohibirlo o regularlo todo que está acabando con nuestra libertad. Los comerciantes y conservadores no se conforman con imponer sus condiciones dentro de sus negocios sino que además quieren extender sus criterios a la calle e imponer lo que ellos consideran como “el buen gusto” a golpe de decretazo. Me recuerdan a aquel Papa que ordenó que tapasen con hojas los órganos sexuales que dejaban ver las esculturas griegas. Yo para todos estos temas que se refieren a la libertad individual soy bastante radical y nada políticamente correcto. No sólo se trata de que me parezca ridículo el que te obliguen a ir con camiseta por los espacios públicos sino que además nunca he entendido por qué no puedo salir a la calle en pelotas si me apetece y sin que me multen por ello. Los defensores de la moral me dirán que los seres humanos nos hemos dado una serie de normas de convivencia que se basan en el respeto mutuo y que sirven para que vivamos en una sociedad civilizada ¡Que discurso tan bonito y que gilipollez más grande! ¿No entiendo por qué resulta de lo más normal ver unas tetas en la tele o en la playa y cuando se hace por la calle o en un restaurante se convierte en algo ofensivo? Los defensores de la moral me dirán que un niño no puede ver tetas o penes porque podría corromperse y yo respondo que no me explico por qué ver el pecho de una madre lactante o el miembro viril de sus compañeros de gimnasia no les pervierte y el hacerlo en la calle si. No hay nada más natural e inocente que un desnudo, el problema no está en lo que se mira sino en la mirada. Esas supuestas normas de convivencia no se han hecho siguiendo un criterio de sentido común sino que se basan en una moralidad anticuada y puritana que hemos heredado de la más rancia tradición cristiana y occidental. O no os parece ridículo que alguien pueda pasearse por la calle con una camiseta en la que ponga “Gora ETA” o en la que aparezca un lema antiabortista, cosas que ofenden a mucha gente, pero sin embargo no pueda hacerlo desnudo o en calzoncillos. A mi nadie me ha preguntado mi opinión sobre esas supuestas normas de convivencia morales y me veo obligado a aceptarlas, aunque no les encuentre ningún sentido, sólo porque es lo que se lleva haciendo durante siglos. Así que yo propongo mandar a la mierda todas esas normas hipócritas que nos han impuesto y crear unas nuevas que sean más sinceras y se adapten mejor al mundo en el que vivimos. Dicho lo cual, como todos llevamos un puritano dentro más o menos reprimido, tengo que reconocer que a mi no me apetece ir desnudo por la calle. Sin embargo, como defendían los judíos de La vida de Brian, “una cosa es que yo no pueda parir y otra cosa es que yo no tenga el derecho a tener hijos”.

Ciclistas desnudos por las calles de Madrid

El zócalo de la ciudad de México lleno de personas desnudas posando para una fotografía

13 julio, 2009

SORPRESAS GLOBALIZADAS

La globalización que vive el mundo es un proceso imparable que nos acerca pero que también tiene el peligro de volvernos a todos iguales. Cuando uno se va a vivir a un lugar que se encuentra tan lejos de España como México, al margen de la herencia histórica, lo normal es no esperar encontrarse muchas cosas que le recuerden su mundo cotidiano anterior. Sin embargo, tengo varias anécdotas que sirven como ejemplo del proceso de homogenización en el que vivimos inmersos. El viernes pasado, en una fiesta a la que acudí, me encontré con un mexicano que llevaba puesta la misma camiseta que unos días atrás había comprado en el Rastro de Madrid porque me llamó la atención la originalidad de su dibujo, lo increíble es que aquel chico la había conseguido en México. Esta pérdida de romanticismo de los mercadillos no debería de llamarme tanto la atención, habida cuenta de que la primera vez que estuve en Chiapas una amiga canadiense con la que viajaba le compró un abrigo a una indígena pensando que era una prueba de la artesanía local aunque luego descubrimos que tenía bordada una etiqueta en la que ponía que estaba hecho en otro país. Otra muestra del movimiento no sólo de noticias sino también de rumores o leyendas urbanas lo tuve ayer, una chica que conocí en otra fiesta de México DF me contó que a ella le encantaba ver el programa de Sorpresa, sorpresa, lo raro no es que semejante basura se viese fuera de España sino que a continuación me preguntó que si yo llegué a ver el programa en el que Ricky Martín estaba escondido en un armario mientras la fan a la que se quería sorprender llamaba a su perro embadurnada de mermelada ¡Impresionante!
Yo trato de aprovechar la globalización de una manera útil, me comunico por Internet o por teléfono con la gente que quiero, y todos los domingos me compro el País con su suplemento, lo cual me permite mantener una de mis rutinas favoritas y me acerca un poco a mí querida España. Gracias a eso hoy puedo referirme a la parte de opinión de este periódico. Estoy de acuerdo con mi amigo José cuando afirma que uno debe ser crítico con los medios de comunicación, aunque sin llegar a sus límites de escepticismo conspiratorio, por este motivo ya empiezo a estar un poco harto de la obsesión machacona de Mario Vargas Llosa con Hugo Chávez, obsesión que, por otra parte, tan bien le viene a los intereses del Grupo Prisa en América. Para este escritor tan merecidamente reconocido, cualquier fenómeno mundial tiene que ver con Chávez, al que califica de “gran desestabilizador de la democracia latinoamericana, ex golpista y megalómano caudillo”. Así, aunque condena la intervención militar en Honduras, no lo hace pensando en el interés de sus ciudadanos sino porque, en su opinión, legitima ante la opinión mundial los planes antidemocráticos “reeleccionistas y de entrega de Honduras al poder chavista de Manuel Zelaya”. Es lógico que un criollo de buena familia como Vargas Llosa odie el populismo, mucho más cuando en Perú sufrieron a Fujimori, pero no entiendo por qué tiene miedo a escuchar al pueblo. Zelaya propone celebrar un referéndum, si de verdad la reelección es tan impopular en Honduras como Vargas Llosa defiende, porque no dejar que pierda en las urnas como ya lo hizo Chávez en Venezuela. Además, en el caso de que se saliera con la suya, en diciembre están convocadas elecciones en Honduras ¿Por qué no permitir que los hondureños expresen de manera democrática si quieren a Zelaya de presidente o no? ¿O es que sólo son países democráticos aquellos en los que ganan las elecciones los políticos que nos gustan?
Una última cosa, me parece vergonzoso que Zapatero haya recibido en España a un dictador de verdad como Teodoro Obiang y que se esté planteando legitimarlo invitándole a la próxima cumbre iberoamericana. Por favor, no quiero volver a escuchar que el PSOE es de izquierdas.

Por desgracia la globalización va de la mano del capitalismo

03 julio, 2009

EL FIN DE UN CICLO

Este fin de semana en Guanatos tuvo un sabor agridulce. Se trataba de una doble despedida, por un lado, de mi buen amigo Tino que se iba a EEUU a trabajar de ilegal, y por el otro, de su casa, esa en la que tantas cosas he vivido y en la que ya no me quedaré más ya que va a alquilarla a una familia. Así que, aunque hay que reconocer que montamos una buena fiesta de despedida (tres días enteros pedos de tequila), el último día no pude evitar ponerme un poco triste. Y ahora comienzo la parte ñoña para que luego me destrocéis con vuestros comentarios sarcásticos: Siempre he pensado que la amistad bien entendida es el más puro y meritorio de los sentimientos. A riesgo de parecer reduccionista, pienso que, en general, el amor a los parientes está mezclado con la sangre mientras que el que sientes por tu pareja se relaciona primero con la pasión y luego con la costumbre o la necesidad, sin embargo, la amistad es muy simple, sólo tiene que ver con el amor desinteresado, con el placer de compartir cosas, sin obligaciones ni exigencias. Por eso no me da vergüenza reconocer que el lunes por la noche, cuando veía a Tino hacer su maleta y ante la incertidumbre de su futuro, no pude evitar derramar alguna lagrimilla pensando que no sabía cuando volvería a ver a ese pendejo. Tino es una buena persona y espero que le vaya bien pero, por desgracia, nunca se sabe.



Tino es el de la derecha