07 noviembre, 2005

ARTÍCULOS DE OPINIÓN

El cáncer de América
Los países iberoamericanos viven inmersos en una dinámica política propia que viene marcada por un sinnúmero de factores que pueden rastrearse en todos los aspectos de la vida cotidiana y que hunden sus raíces en un pasado remoto. Si se llega a convivir durante un tiempo en estos países y se tiene la suerte de conversar con ellos acerca de la política nacional, uno se da cuenta fácilmente que algo no anda bien, la mayoría de la población no cree absolutamente nada en el sistema, piensa que los políticos son todos unos ladrones, que no existe la separación de poderes, que los funcionarios son todos corruptos e ineptos y que no se puede hacer absolutamente nada para arreglar la situación.
Muchos pueden pensar al leer estas líneas que mucha gente en España piensa igual, pero esto sólo sería cierto en parte, es verdad que en nuestro país mucha gente está desencantada con la política nacional pero aun sigue manteniendo cierta confianza en la policía y la justicia, por ejemplo. En América las cosas funcionan de una manera muy diferente, la gente no recurre a la policía cuando tiene problemas, en México D. F., por ejemplo, han optado por tomarse la justicia por su mano y en algunos barrios se han llegado a producir linchamientos mortales; cuando, por el contrario, es la policía la que te requiere por algún motivo, la famosa “mordida” soluciona el asunto. Respecto a la desconfianza en la justicia, debemos encuadrar este aspecto en el problema más general de la corrupción, el gran cáncer de América. Ésta es, sin lugar a dudas (no podemos evadir responsabilidades) una herencia colonial española, el sistema funcionaba a través de la venta de cargos, de aquí se derivaba que la gente no considerase el puesto público como una responsabilidad de servicio a la sociedad sino como una inversión de la que se tenían que sacar beneficios. Hoy en día las cosas no han cambiado mucho y el sistema se mueve a través del nepotismo y el compadrazgo, institución sacrosanta en América capaz de superar cualquier barrera legal o moral, tejiendo una red sobre todos los ámbitos de la sociedad imposible de evitar. Todo este cóctel explosivo se ve completado por una desigualdad social salvaje, una población poco preparada, comunidades indígenas ajenas al sistema y el conformismo general.
Si tenemos en cuenta todo lo que hemos descrito hasta ahora, podremos entender mejor como la población de los países iberoamericanos tiene, en general, poca participación e implicación política, lo cual supone un déficit democrático preocupante, y explica el ascenso de líderes populistas de izquierda con antecedentes cuestionables pero que plantean a sus sociedades una alternativa al control de las élites de poder tradicionales y una esperanza de cambio del sistema. Puede que las formas de estos personajes no nos gusten (Chávez tiene mucho de showman) pero de lo que no podemos dudar es que tienen una sensibilidad social muy superior a la del Fondo Monetario Internacional y que la abierta oposición estadounidense es una garantía de que algo esta cambiando estos países. En cualquier caso, debemos respetar la decisión soberana de estos pueblos a elegir al presidente que prefieran (cosa que a muchos se les ha olvidado para el caso de Venezuela) y esperar un tiempo antes de precipitarnos a hacer un juicio sobre su labor.

2 comentarios:

Gran Danés dijo...

Por supuesto. Como decisión soberana del pueblo peruano fue elegir democráticamente al ciudadano Fujimori. Y debe respetarse (algo que mucha gente olvida en el caso de Perú).
Señor Baena, buena parte de su audiencia ignora, por ejemplo, que el tequila es un producto nacional. Esto es, español. Así que aplíquese y explíquele las cosas. Lo de la mordida y tal.
Grata idea lo de su blog.

Anónimo dijo...

Ciertamente la situación de la política en México ha sido díficil y no se cuánto haya que esperar para que se solucione este problema de falta de confianza en el sistema...muchos problemas persisten desde la colonia como lo mencionas, y es algo que se vive dia con dia y me preocupa. El ver que cada vez se cometen mas abusos de poder y que a la vez la gente hace menos por frenarlos, que es tanta ya su frustracion que ha caido en el desanimo total y la dejadez...