17 noviembre, 2005

¿Por qué lo llaman educación cuando quieren decir guerra abierta?


Desde hace unos días estoy impartiendo clases de ciencias sociales en el colegio Raimundo Lulio, es un colegio que se localiza en una zona un poco complicada de Madrid, entre Vallecas y el Pozo del tío Raimundo, la experiencia está siendo fantástica y estoy aprendiendo mucho. No tiene nada que ver con los talleres de historia de la mujer, aquí, además de enseñar conocimientos, debo educar.
El primer día fue muy especial, fue el retorno a una parte de mi vida que ya creía casi olvidada, las clases con pupitres, los profesores con batas blancas, los niños corriendo y gritando como locos, los libros de texto pintarrajeados, un micro mundo en el que todo se veía de manera diferente, se era ingenuo e inocente, se estaba descubriendo la vida, todo era la primera vez y todo estaba lleno de ilusión pero tambien de miedo e inseguridad, el primer amor, la primera vez que se iba a una discoteca con los amigos... momentos únicos y nunca perfectos.
Pero yo ya no pertenecía a ese mundo, esta vez entraba como profesor, con sueldo y responsabilidades. Sabía que el trabajo no iba a ser nada fácil, un profesor nuevo y joven que venía a hacer una suplencia de poco tiempo ¡yo me lo hubiera merendado sin dudarlo un segundo! Debía hacerme respetar y eso no iba a ser nada fácil. De momento llevo tres clases y ya he tenido que enfadarme y castigarles. Cuando uno piensa como le gustaría comportarse cuando ejerciese de maestro, uno siempre se imagina dialogando con los alumnos y haciendo una clase divertida, pero los profesores que ya tienen experiencia pronto te presentan la cruda realidad, se trata de una guerra, un tira y a floja donde tienes que marcar muy bien los límites porque si no el enemigo (esos salvajes bajitos) no duda en traspasarlos, es una pena pero no te queda mas remedio que ponerte en plan borde. A mi me entristece mucho tener que estar duro y serio, espero que sólo sea durante los primeros dias hasta que me conozcan y me respeten, pero si sólo estoy un mes y medio con ellos no creo que pueda mostrar otra cara.
La otra pega que debo poner a esta experiencia tan maravillosa es que me ha tocado explicar la parte de geografía física de la cual no tengo ni puñetera idea, yo soy historiador y no se como se forma el relieve terrestre o que carajo es una placa tectónica. En fin, yo trato de prepararlo lo mejor posible y salir del paso pero lo malo son las niñas toca narices ¿Por qué las nubes son blancas? me preguntan y yo pienso ¡De donde coño ha salido esta niña! ¿de un anuncio de compresas o qué?, otro niño gafotas me interroga sobre las características del agua del mar ¿por qué tiene sal y no azúcar? ¡La madre que lo pario! vaya preguntita. Además, yo con la historia se como hacer las clases más interesantes, contando anecdotillas y aventuras épicas, y que no se aburran tanto, pero no se como hacer lo mismo con la geografía. CONTINUARÁ

1 comentario:

javichmolino dijo...

Hola Alberto!
Soy un ex alumno del Raimundo Lulio de Madrid. Espero que tu estancia allí haya sido gratificante y hayas aprendido mucho de la experiencia. Desde mis clases en la Facultad de Ciencias de la Información de vez en cuando vuelvo la vista atrás y recuerdo el Lulio y los grandes momentos que pasé allí.
¿Qué mote te pusieron los alumnos? Normalmente, o al menos en los noventa, nos merendabamos a los suplentes con patatas,jajajajaja. En el fondo les cogíamos cariño. Supongo que habrás conocido en la sala de profesores a mitos de la enseñanza como "el Furilo" (Pedro Peña) que inglés no sabe, pero es todo un personajillo.
Si añoras tu etapa (aunq sea como profe) en el Lulio te recomiendo la canción "Allí" de Ismael Serrano (cantautor y ex alumno).
Suerte en tu camino a la docencia