31 octubre, 2007

SI TORRIJOS LEVANTARA LA CABEZA

Hoy me ha llamado mucho la atención, será por deformación profesional, una imagen que ha ocupado todos los periódicos y telediarios nacionales. Durante la inauguración de la ampliación del museo del Prado (ese edificio feísimo que no pega ni con cola al lado de la iglesia de los Jerónimos), los reyes han posado frente al cuadro “Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga”, de Antonio Gisbert. Lo curioso de esta escena es que José María de Torrijos y Uriarte fue un militar liberal español, héroe de la guerra contra los franceses, que tras la restauración del tirano Fernando VII luchó incansablemente en defensa de la Constitución de 1812. Fue apresado cuando intentaba un levantamiento que devolviese la libertad a esa España que ya sólo podía contemplar desde el exilio político. El día 10 de diciembre se recibió la orden de fusilamiento firmada por el monarca Borbón, quien escribió de su propio puño y letra: "Que los fusilen a todos. Yo, el Rey." Y al amanecer del 11 de diciembre de 1831, en las malagueñas playas de San Andrés, fueron fusilados todos los conspiradores, incluyendo un grumete de tan solo 15 años. Casi dos siglos después, el Borbón que sigue sentado en el trono, se muestra tranquilo y orgulloso frente a un cuadro en el que se representan los últimos momentos de su vida. A menudo pedimos a la Iglesia que pida perdón por sus pecados pero ¿y a los Borbones? ¿No deberían también pedirnos perdón a todos los españoles por los innumerables crímenes y abusos de la historia de su linaje? Ahora que está de moda la memoria histórica, ¿qué pensaría Torrijos de esta imagen?
José de Espronceda recordó mejor que yo, en un soneto, a Torrijos y sus compañeros:
Helos allí: junto a la mar bravía
cadáveres están ¡ay! los que fueron
honra del libre, y con su muerte dieron
almas al cielo, a España nombradía.
Ansia de patria y libertad henchía
sus nobles pechos que jamás temieron,
y las costas de Málaga los vieron
cual sol de gloria en desdichado día.
Españoles, llorad; mas vuestro llanto
lágrimas de dolor y sangre sean,
sangre que ahogue a siervos y opresores,
y los viles tiranos con espanto
siempre delante amenazando vean
alzarse sus espectros vengadores.

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