10 julio, 2008

EL PERDÓN

Uno de los principales defectos que observo en la gente que me rodea es el orgullo, la mayoría de personas se creen en posesión de la verdad y son incapaces de ponerse en el lugar del otro, de cuestionarse sus decisiones, de hacer autocrítica, de relativizar las cosas, de contemplar las situaciones desde diferentes puntos de vista y considerar las distintas posibilidades. Cuando me quejo de la estrechez de miras de los individuos que forman nuestra sociedad, no me estoy refiriendo sólo a los grandes temas que afectan a la política sino, en especial, a los pequeños conflictos que encontramos en nuestra vida cotidiana. El orgullo enturbia el alma y nos impide algo tan sencillo y generoso como pedir perdón ¿Por qué le cuesta tanto a las personas disculparse, asumir un error? ¿realmente es una cosa tan importante, tan dramática?
A mi se me ha acusado muchas veces, puede que con razón o puede que no, de falta de carácter porque no tengo ningún problema en pedir perdón, en muchas ocasiones lo hago aunque en realidad piense que yo no tengo la culpa (o por lo menos toda la culpa) de un hecho determinado. Pero ¿por qué me comporto así? Pues sencillamente porque no creo que el disculparse por algo deba entenderse como una especie de penitencia, de castigo redentor. El pasado no puede cambiarse y, por lo tanto, el sentimiento de culpa o el rencor son inútiles. La acción de pedir perdón debería significar el reconocimiento de que algo no se hizo correctamente, da igual de quién fuese la culpa, lo que uno trata de decir es que sucedió algo que estuvo mal pero que en el futuro tienes la voluntad de hacer las cosas bien.
Por desgracia, la gente sigue con la idea de que disculparse significa una rendición, asumir una derrota que su orgullo se niega a aceptar. A todos aquellos que afirman que no tienen nada por lo que pedir perdón, yo les preguntaría: ¿a qué tienen miedo?

7 comentarios:

Yo dijo...

Yo creo que mucha gente tiene reparos en pedir perdon, por que son demasiado competitivos. Ese tipo de gente es precisamente la que frente a una discursión tiene que decir la ultima palabra, aunque no tengan razón. Y no es capaz de admitir sus errores, porque se creen poseedores de la verdad o de el buen hacer en la vida.

Errar es de sabios y saber perdonar o pedir perdón tambien. Que cada uno se aplique lo que proceda!!

Un saludo Albertotal

Ariadna dijo...

hola al!estoy tan deacuerdo contigo...a la gente le cuesta pedir perdón, decir te quiero...yo creo que no es tan difícil....yo soy igual de pardi que tu en esto, a mi me dicen que soy de blandiblu!!yo, desde luego prefiero ser asi!un beso enorme!tenemos que quedar!!muaaaaaaaas

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo en que hay gente muy orgullosa que no es capaz de admitir sus errores y pedir perdón. Pero tampoco hay que fiarse de las personas que constantemente están pidiendo perdón, porque en muchos casos no lo hacen sinceramente.

Anónimo dijo...

Creoq ue hay que diferenciar casos, en el trabajo si tienes que dirigir un grupo d epersonas, debes ser una persona segura, puedes cometer errores? desde luego y disculparse si es necesrio, ahora bien si cada vez que lo haces pides disculpas, perderas autoridad y seguridad frente a los demas y será definitivo.
En la vida de pareja, familiar o de amigos es diferente, es cierto que a los chicos nos cuesta mas

Alberto Baena Zapatero dijo...

Si la autoridad en un grupo de trabajo se mantiene a costa de no reconocer errores creo que a la larga esa autoridad se basará más en criterios de jerarquía que de confianza

Anónimo dijo...

La jerarquía en el mundo laboral, tal y cómo la conocemos en el mundo capitalista (al menos en el "capitalismo salvaje" que impera en España, con Zapatero o sin él), es contraria a la naturaleza humana. La ética que tenemos en los trabajos, la comunmente aceptada, vulnera la ética de raíz. Está clarísimo que necesitamos un nuevo modelo de relaciones laborales: ¿la autogestión de los trabajadores?, no sé.

TETUDA, FORMOSA Y CON LA ALMEJA VELLUDA. ALBERTITO, ¿SABES QUIÉN SOY?...

Alberto Baena Zapatero dijo...

La verdad es que no tengo ni idea, no conozco ninguna almeja velluda