16 octubre, 2007

MI TRIPOTA

Que cabrona que es la gravedad, uno se compra una bici pensando que es un joven atleta griego, capaz de conjugar una mente sana en un cuerpo sano, en eso llega la primera cuesta (puede que no fuese más que un falso llano) y se da de bruces con la realidad. Que triste es comprobar que no es lo mismo mover 60 o 70 kilos que 108, que uno no tiene la misma capacidad con 19 que con 29, y que los días de correr por los caminos han dejado paso a los del programa de deportes tumbado en el sofá. En fin, ahora tengo una nueva amiga, mi tripota, que actúa como un Sancho Panza que le recuerda a mi espíritu quijotesco que ya no es un niño y que se deje de hazañas deportivas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

para subir las cuestas, ¿has intentado poner el plato pequeño?
A parte de tu tripota hay varias cosas que han cambiado desde tu feliz infancia, LAS BICIS AHORA TIENEN CAMBIOS!!! y es una realidad que no tienes ni puñetera idea de cómo funcionan, dile a Almu o Bazta que te enseñen.