02 mayo, 2009

TRAIDORAS Y OPORTUNISTAS

La atención que los periodistas de nuestro país han prestado ha discutir sobre si era mejor el culo de Leticia o el de Carla Bruni y, posteriormente, su entusiasmo ante las miles de posibilidades de producir basura que les ofrece el virus de la gripe porcina, han hecho pasar por alto un acontecimiento que, en mi opinión, es bastante grave. La decisión de Rosa Aguilar de abandonar la alcaldía de Córdoba e Izquierda Unida para unirse al gobierno socialista de la junta de Andalucía como consejera de obras públicas es, además de una falta de respeto hacia sus votantes, una traición en toda regla al que ha sido durante muchos años su partido. El argumento de que no estaba a gusto en IU no tiene ningún sentido, en primer lugar porque la organización del partido es federal y democrática por lo que tenía libertad suficiente para gobernar en Córdoba cómo hubiese querido y durante el tiempo que los cordobeses le hubiesen apoyado, y en segundo porque, de no estar de acuerdo con la dirección, podía haberse postulado a coordinadora general. No busquemos excusas, Rosa Aguilar traiciona a IU porque sabe que el partido está pasando un mal momento y prefiere abandonar el barco antes de que se hunda con él. Rosa Aguilar se va sabiendo perfectamente que su marcha es un duro golpe a la ya maltrecha imagen de IU, el partido al que debe todo, pero eso le da absolutamente igual. Los políticos son así, yonkis del poder y capaces de cualquier cosa por conservarlo o aumentarlo. Su falta de sentido democrático al hacer un ejercicio de transfuguismo no es, por desgracia, algo extraño en la política española. Los votantes socialistas deberían estar escandalizados con el relevo en Andalucía de Chávez tan sólo un año después de que fuese elegido. Yo me pregunto ¿Qué legitimidad tiene José Antonio Griñán como presidente de la Junta de Andalucía? ¿Cómo se puede tener tan poca vergüenza de quedarse ocupando un puesto para el que nadie le ha votado? Claro que, viendo su comportamiento antidemocrático no extraña que acepte tránsfugas en su gobierno. Los andaluces han sido engañados y manipulados y yo no veo que nadie se queje. Por eso, quizás tenemos los políticos que nos merecemos.

Puesto que parece que es lo que más preocupa de la visita de Sarkozy a España diré que en cuestión de culos no soy nada nacionalista, me quedo con el de Carla Bruni.

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