26 marzo, 2009

SOY EL PUTO AMO

Perdonad mi inmodestia pero es que hoy me he enterado de que he ganado la XVII edición del Premio María Isidra de Guzmán en Historia y estoy eufórico. A parte del importante botín económico que me llevo, van a publicar 1000 ejemplares de mi tesis, así que podré regalaros un libro a todos aquellos amigos que habéis estado a mi lado en los malos momentos. La verdad es que no pensaba que mi tesis fuera tan buena pero parece que no me ha salido muy mal, así que espero que os la leais. Os aviso con tiempo: reservaros el sábado 6 de junio porque me dan el premio en acto solemne en el ayuntamiento de Alcalá de Henares.

22 marzo, 2009

BIENVENIDOS AL CINE DE HUMOR

Existe la opinión bastante extendida de que las películas de autor son todas aburridas reflexiones sobre temas profundos, prejuicio insidioso al que no ayuda la manía de muchos directores que, bien sea para reflejar lo dura que es la vida o bien para posicionarse contra las pasteladas con final feliz típicas de Hollywood, optan por escribir dramas tan duros que es imposible que no acaben emocionando al espectador. Pues bien, también existen excelentes películas de autor que rompen con lo anterior y que tienen como virtud la de tratar determinados problemas políticos o sociales con una buena dosis de sentido del humor, estoy pensando, por ejemplo, en como se releja el infortunio del paro a través de Full Monty (Peter Cattaneo), los roles de género y los conflictos obreros en Billy Elliot (Stephen Daldry), el cierre de las minas en Los lunes al sol (Fernando León), o los problemas afectivos y de comunicación en Pequeña Miss Sunshine (Jonathan Dayton y Valerie Faris). Por desgracia, el humor no está tan valorado como otros géneros y, en algunas ocasiones, es despreciado por la intelectualidad, pero lo cierto es que existen muchos tipos de humor y resulta mucho más complicado hacer reír que provocar lágrimas. Si os cuento todo esto es porque quiero recomendaros Bienvenidos al Norte (Bienvenue chez les Ch´tis) del actor y director francés Dany Boon, una conmovedora y divertidísima película sobre nuestras ideas preconcebidas acerca de la vida en el norte de Europa, en este caso, en el norte de Francia. El guión no tiene unas grandes pretensiones, se propone desmontar prejuicios a la vez que se pasa un buen rato en el cine, objetivo que consigue con creces. Esta película juega mucho con los problemas de comunicación que se producen entre franceses de diferentes regiones y lo incomprensible que resulta para los extranjeros comprender uno de los dialectos que se habla en el norte, el “ch´tmi”, por lo que si se quiere comprender y disfrutar de la historia sólo se puede ver en versión original, de otra forma debe de resultar bastante ridícula y perder bastante de su gracia.
La tarde del sábado fue perfecta, fui al cine con dos buenos amigos, Bazta y Almu (la responsable de la elección de Bienvenidos al norte en contra de mi escepticismo inicial), y al salir por fin encontré un buen restaurante mexicano en Madrid, la Mordida, así que la guinda de la noche la puso una jarra de margaritas bien preparados, unos chiles rellenos que casi me hacen caer la lagrimilla (pero sólo casi), unos ricos tacos al pastor con piña y un imprescindible postre de cajeta. Lo mejor, al margen de la compañía, que todo me salió gratis, privilegios de ser tan majo.

15 marzo, 2009

UNAMUNO FRENTE A LA BARBARIE

La historia está llena de pequeñas y grandes anécdotas, de detalles que caracterizan la personalidad de un personaje y el espíritu de una época mejor que cualquier biografía llena de datos. El 12 de octubre de 1936, con motivo de la celebración del Día de la Raza en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, el general José Millán-Astray protagonizó un encontronazo con el rector de la universidad, el filósofo y novelista Miguel de Unamuno, que ha sido tradicionalmente interpretado como una imagen de los valores del régimen franquista. Las palabras de Unamuno son de una elocuencia impresionante y siempre podrán ser citadas en cualquier manual de civismo. A continuación os relato la versión más aceptada de lo que sucedió aquel día y que yo he recogido de la página del grupo tortuga (http://www.grupotortuga.com/):
Millán había llegado al acto de la universidad escoltado por sus legionarios armados con metralletas. Varios oradores soltaron los consabidos tópicos acerca de la "anti-España". Un indignado Unamuno, que había estado tomando apuntes sin intención de hablar, se puso de pie y pronunció un apasionado discurso:
"Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. (... ) Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Se ha hablado también de catalanes y vascos, llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir otro tanto. Y aquí está el señor obispo, catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española, que no sabéis...".
En ese punto, Millán empezó a gritar: "¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?". Su escolta presentó armas y alguien del público gritó:¡Viva la muerte!". En lo que, según Ridruejo, fue un exhibicionismo fríamente calculado, Millán habló:
"¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación! ¡El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!". Se excitó sobremanera hasta tal punto que no pudo seguir hablando. Resollando, se cuadró mientras se oían gritos de "¡viva España!".
Se produjo un silencio mortal y unas miradas angustiadas se volvieron hacia Unamuno que nuevamente tomó la palabra:
"Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de ’¡viva la muerte!’. Esto me suena lo mismo que, ¡muera la vida!’. Y yo, que he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron, he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la,muerte. ¡Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente, hay hoy en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Míllán Astray pueda dictar las normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de esa superioridad de espíritu suele sentirse aliviado viendo cómo aumenta el número de mutilados alrededor de él. (... ) El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada...”
Furioso, Millán gritó: "¡Muera la inteligencia!". En un intento de calmar los ánimos, el poeta José María Pemán exclamó: "¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!". Unamuno no se amilanó y concluyó:
"¡Éste es el templo de la inteligencia! ¡Y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España".
Millán se controló lo suficiente como para, señalando a la esposa de Franco, ordenarle: "¡Coja el brazo de la señora!", cosa que Unamuno hizo, evitando así que el incidente acabara en tragedia.
A continuación os pongo la foto que recoge el momento en que Unamuno abandona la Universidad. Después de aquel incidente fue destituido como rector de la universidad y confinado en su casa, al poco tiempo murió dejando a su querida España en el peor momento de su historia.

08 marzo, 2009

LA LIBERTAD COMO ARGUMENTO

Si hay una constante a lo largo de la historia esa es, sin lugar a dudas, que el prohibir las cosas a la gente no sirve absolutamente para nada. Si una persona se propone hacer algo, da igual los impedimentos que ponga el Estado o la sociedad, al final esa persona lo hace, por eso todos aquellos que se dedican desde cualquier ámbito de la vida a poner puertas al campo están condenados al fracaso. Este es el motivo por el cual, cuando a mí me preguntan sobre el aborto, las drogas o la prostitución, yo siempre contesto lo mismo: estoy a favor de su legalización aunque, en mi caso particular, no estoy a favor de recurrir a ello. Las razones son las mismas: en primer lugar, esta demostrado que el prohibirlo resulta un ejercicio de hipocresía social con graves consecuencias, se criminaliza a las mujeres que quieren abortar y a las que se dedican a vender su cuerpo, se empeoran las condiciones médicas en las que se llevan a cabo las intervenciones, se fomentan las mafias y la delincuencia asociadas a estas actividades, se deja sin control sanitario las mercancías que consumen miles de personas… ; en segundo lugar, creo que el ser humano debe ser libre para tomar por si mismo todas las decisiones que considere necesarias y no necesita que venga el papa-Estado a decirnos lo que podemos o no hacer, si yo no me drogo, no aborto o no me voy de putas es porque yo, después de considerar lo que supone cada una de estas actividades y valorar sus consecuencias, llego a la decisión personal de no hacerlo.
Otro de los grandes errores en los que suele caer la gente es pensar que lo moral y lo legal son la misma cosa o, lo que es lo mismo, que todo lo ilegal es inmoral, lo cual es tan absurdo como creer que el sistema es perfecto o que nuestros legisladores son infalibles. También se suele cometer la equivocación de entender la moral como una verdad absoluta cuando en realidad la moral es una verdad relativa, cada sociedad, religión o cultura tiene la suya, incluso cada individuo puede tener una moral propia. Este relativismo, bien entendido, no conduce al “todo vale” sino a comprender que existen otras formas de ver las cosas diferentes a la nuestra, lo cual supone el fundamento del respeto mutuo que, a su vez, es la base de la convivencia.
Por desgracia, el miedo y la desconfianza hacia el ser humano siguen moviendo la mayoría de las leyes que regulan nuestras sociedades. La legalización de las drogas, la prostitución o el aborto no obliga a nadie a practicarlo ni aumenta su volumen (Holanda es un buen ejemplo de ello). Si tú no quieres hacer una cosa, no la hagas, pero deja a los demás que hagan lo que les de la real gana, que el mundo no se acaba por ello. La libertad es el bien supremo del ser humano, respetemos las decisiones de cada uno, nos gusten o no.

La libertad guiando al pueblo, Eugene Delacroix

02 marzo, 2009

FRANCIS BACON EN MADRID.

La semana pasada estuve visitando la exposición de Francis Bacon. Me resultó muy interesante si bien, como todo el arte contemporáneo, es muy complicado de entender, por eso yo recomiendo seguir las explicaciones de los paneles o coger una audioguía que ayude a descubrir lo máximo posible el significado oculto de las composiciones. Para apreciar la obra de Bacon hay que ir sobre todo con la mente abierta, no se trata de arte realista o narrativo que mande una información directa al que lo contempla (desde que se inventó la fotografía ya no tiene mucho sentido este tipo de obras), es algo muchísimo más complicado para el autor y exigente para el espectador, consiste en disfrutar del cuadro con todos los sentidos, experimentar las sensaciones que produce en nosotros sus imágenes deformes o metafóricas y valorar la voluntad creativa del pintor. La exposición resulta dura, los temas predilectos del autor fueron la brutalidad y la violencia del ser humano, la angustia existencial, la soledad o la incomunicación, constituyendo un buen ejemplo del pesimismo que inundó a todos aquellos que vivieron la Segunda Guerra Mundial y la posterior Guerra Fría. Por lo demás, en el Prado también se puede contemplar una exposición sobre la pintura inglesa del siglo XIX que, por su temática (el rey Arturo) y por su estilo, resulta, en mi opinión, de lo más hortera pero que supone el contrapunto perfecto para todos aquellos escépticos del arte moderno que valoran más la técnica que el contenido en el arte.