12 enero, 2010

DISCORDIAS INVENTADAS, EL PAN DE LOS POLÍTICOS.

Hay algunos catalanes del tipo Laporta que piensan que todos los madrileños somos unos centralistas opresores de derechas que no queremos reconocer la identidad nacional catalana, lo cual es tan absurdo como creer que todos los catalanes son unos radicales intolerantes, insolidarios y antiespañoles. Por desgracia, los políticos de todos los colores, en vez de ayudar a que todos nos llevemos bien, se dedican a agitar los ánimos, apelando a sentimientos nacionalistas y a agravios históricos. En este sentido, toda la gestión de Zapatero sobre el estatuto catalán ha sido un despropósito, durante la negociación sobre el mismo se lavó las manos de manera irresponsable, dejándole el marrón al Tribunal Constitucional. El objetivo era no perder votos en uno de sus feudos electorales y pagar viejos favores a los socialistas catalanes pero las consecuencias han sido muy perjudiciales para la convivencia de Cataluña con España. La incompetencia y lentitud de las instituciones del Estado han propiciado una situación esperpéntica, el estatuto se sometió a referéndum y comenzó a aplicarse para que ahora, 3 años después (se dice pronto), exista la posibilidad de que una gran parte de su contenido sea declarado anticonstitucional ¡En que país tan ridículo vivimos! No me extraña que los nacionalistas se quejen.
Gracias a la complacencia de Zapatero los jueces del Tribunal Constitucional se ven en una situación muy complicada ya que, por un lado, es evidente que hay cosas del estatuto que no encajan en la carta Magna española pero, por otro, en estos momentos, cualquier recorte del texto catalán sería visto e instrumentalizado por los partidos catalanes como un ataque a Cataluña y a la voluntad de sus ciudadanos. Así que Zapatero, sin pretenderlo, le ha hecho un favor a los nacionalistas catalanes ya que les ha dado el material perfecto para que sigan con su retórica victimista de que España cohíbe su libertad, frena su autogobierno y no quiere reconocer su realidad nacional. Dicho lo cual, quiero dejar claro que me parece absurdo no admitir que los catalanes son una nación y que la constitución española no es la biblia y puede tener errores que se deben rectificar sin que eso nos suponga un trauma a nadie.
Para mí, la "nación" es un concepto inventado que sólo ha traído desgracias a la humanidad, creando divisiones innecesarias y artificiales entre los seres humanos, pero hay que reconocer que si buscamos la definición de nación en la enciclopedia no se puede dudar de que Cataluña y los catalanes constituyen una. Esto no debería escandalizar a nadie ya que hay países formados por varias naciones y naciones sin estado, así que ¿Por qué negar lo evidente? ¿a qué tenemos miedo? El negar la especificidad histórica de Cataluña no va hacer que desaparezcan las diferencias, es mejor aceptarlas e integrarlas si se puede.
De todas formas, a mi este debate sobre las identidades me aburre muchísimo y me cansa la gente que necesita estar reivindicándose cada dos por tres. Aunque hay que admitir que a veces puede resultar muy gracioso observar a los nacionalistas de cualquier color ya que, como ocurre en el caso de Sarkozy y su debate público sobre cual es la esencia primigenia de la nación francesa, se comportan de una manera muy ridícula. Pasaría del tema si no fuera porque desgraciadamente este asunto afecta a la actitud que muchos tienen respecto al “otro”. En mi opinión, las identidades colectivas son alienantes y lo que deberíamos tener claro es como nos sentimos de manera individual, al margen de banderas, buscar los puntos en común y aprender a convivir con la diferencia. Yo no me siento español porque exista una bandera y un país llamado España, sino porque mi cultura, con todo lo que eso implica en cuanto a la lengua, la mentalidad, la gastronomía, la historia, los valores o el paisaje en el que uno se educa me hace sentirme así, y lo que yo siento es independiente de que las fronteras cambien o de lo que sientan los demás. Vive y deja vivir.



6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí Alberto, vivimos en la época de las identidades nacionales: de la nación, de la patria...Está de moda -sí, he dicho "moda", para ser justos hay que darle ese contenido banalizador, porque no es más que una moda, una excrecencia, o sea un grano aparecido del desangaño político, sobre todo del de las izquierdas, con el sueño, silencio u olvido del debate de ideas siempre aparecen las identidades nacionales, en este caso la catalana y la española-, es una evidencia. Incluso lo podemos ver en las investigaciones históricas: un 80-90 % de los estudios que se financian en España -y en Catalunya, obviamente- tienen alguna relación con las identidades nacionales, es que está de moda, sólo es eso, una puñetera moda: cuando despertemos de este sueño alienador, cuando dejen de taparnos la boca las cosas cambiarán. Un català.

Anónimo dijo...

Y sí, aburre muchísimo hablar de estos temas de nacionalismo y patriotismo: en España hablamos obsesivamente de naciones, de patrias, hablamos más que en ningún lado de estas cosas, y muchas veces es una estrategia del gobierno y de los partidos políticos para no hablar de los temas importantes de verdad. Los que no nos dejamos llevar por las pasiones, por las entrañas, por le jodido ombligo que sale en todos sitios y usamos el sentido común lo vivimos así, con tedio. Un català.

Anónimo dijo...

Alberto, oye, y hablando de modas, ¿tú no investigabas algo así como la aportación del discurso sobre la mujer criolla en la identidad nacional del independentismo mexicano? (jijiji) Català.

Alberto Baena Zapatero dijo...

Si pero lo que yo trataba de demostrar era que la identidad criolla (que se presenta siempre como la semilla de la identidad nacional mexicana) no es otra cosa que la identidad de un grupo privilegiado que trata de defender sus intereses frente a la corona pintandolo de patriotismo.

Yonko Majarón!! dijo...

Puto Maikel!! Tú que te consideras a ti pispo un Hombre sin Patria, y a la Primera de cambio eres más Lusitano que Sebastián I de Portugal y más Mexicano que Pancho Villa!! A Huevo Cabrón, No Mames!!

Yo sólo digo una cosa...
CATALONIA IS NOT SPAIN!!

Anónimo dijo...

Sí, es cierto, disculpa Alberto: me he ojeado tu tesis y es como lo afirmas aquí. Como mínimo debes romper más de un topicazo nacionalista mexicano. No obstante, estarás de acuerdo conmigo que se habla demasiado de nacionalismo en las universidades españolas, a veces parecen propagandistas, panfleteros o políticos más que científicos. El problema es que en nuestro país la historia -se puede decir que la cultura, en general-, tiene una instrumentalización política brutal, descaradísima. Un catalanet.