13 octubre, 2017

MIOPÍA POLÍTICA




Después de la tensión de las últimas semanas, la ridícula intervención de Puigdemont y la decepción de los independentistas han dado paso a una sensación de euforia en el lado contrario que no comparto. En primer lugar, no podemos olvidar que el problema persiste, miles de personas en Cataluña no se sienten españolas y eso no va a cambiar. La fractura de la sociedad catalana y española es un hecho muy preocupante que la actitud arrogante de los últimos días no ayuda a resolver. Que los defensores a ultranza de la legalidad constitucional (o de su interpretación) no se engañen, los desafíos que ha planteado el llamado “proces” al Estado no se remedian con la persecución judicial, se necesita diálogo y respeto para integrar de nuevo a la sociedad y negociación para atender las demandas políticas de ambas partes. Cualquier solución que se base en la humillación del derrotado, está condenada al fracaso. Además, aplicar el artículo 155 o presionar demasiado a la parte moderada del bando independentista es una provocación que puede ayudar a los más radicales a tomar el poder y continuar con la política suicida de confrontación del todo o nada.
Los independentistas han llegado hasta donde han podido, intentaron compensar el enorme desnivel de fuerzas con el Estado español con una estrategia de movilización de masas que estuvo a punto de darles resultado gracias a los errores de Rajoy. Ahora, forzados por la realidad, están obligados a negociar y el gobierno español no debería caer en la tentación de aplastar al derrotado, de ignorarlo. Estamos ante una oportunidad única de reconciliación “nacional”, sea cual sea la nación, que espero que no sea desaprovechada.

1 comentario:

Ana Maria Julio dijo...

¡Saludos!
Soy la señora Julio Matus Guzmán, nacida en noviembre de 1952 en Alicante, propietaria de una empresa comercial, actualmente en cuidados intensivos por enfermedad.
Perdí a mi marido, con el que no tuve la oportunidad de tener un hijo, durante la crisis de Covid-19.
Tengo un tumor cerebral y, según los exámenes médicos, esta enfermedad acabará con mi supervivencia.
Mi padre religioso y guía espiritual me recomienda regalar mi herencia para obtener el favor divino.
Me gustaría donar la suma de 332.000 euros para cuidar mi herencia y adoptar a mi cariñosa gatita Mila en una familia.
Esperando que mi nota le sea útil, y esperando su respuesta, escríbame a mi dirección de correo electrónico que figura más abajo para mantener una conversación franca y honesta con el fin de saber más sobre esta donación.
anamariajulio38@gmail.com
Gracias.