LISBOA, UNA CIUDAD CON ALMA

Lisboa es uno de mis lugares favoritos, es una ciudad vieja que envuelve una atmósfera de nostalgia, de glorias pasadas, de cualquier tiempo pasado fue mejor. Su suelo de piedras blancas y negras en las que siempre falta una y sus paredes de azulejos en las que a menudo se ha perdido alguno, lejos de transmitir la idea de que es un sitio descuidado, si eres capaz de relajarte y disfrutar de ella, te infunde melancolía. Es un lugar con encanto, sus calles angostas recorridas por tranvías de otro siglo le dan una personalidad medieval original y sus hermosas plazas y avenidas pombalianas te recuerdan que hace mucho, fueron un imperio, un imperio que miraba al tajo y al mar, ese tajo y ese mar que nunca dejas de ver desde sus maravillosos miradores y sin los cuales ni la ciudad, ni Portugal podrían entenderse. Lisboa se disfruta contemplándola en silencio pero también puedes hacerlo conversando con su gente, siempre simpática y educada, mientras te comes uno de sus exquisitos dulces. Lisboa no deja indiferente al viajero que mira con el corazón, porque Lisboa es una ciudad con alma.