¡¿CÓMO ESTÁ EL MUNDO?!

Aprovechando que no me apetece hablar sobre mi vida, quería expresar en mi blog la opinión que me suscitan algunos temas de la actualidad política y social. En primer lugar quería referirme a la polémica que se ha suscitado en España a raíz de la quema de fotografías del rey por parte de independentistas catalanes. A mi me parece que este hecho es una provocación innecesaria que ahonda en el odio entre los pueblos, una falta de respeto a todas aquellas personas que ven a los monarcas como un símbolo del Estado y que, por lo tanto, se trata de un hecho execrable y condenable, que refleja la bajura moral de quien lo realiza pero que, por otro lado, no debería estar penado por nuestra ley. Creo que es injusto condenar a alguien a penas de cárcel o económicas por este hecho, la libertad de opinión o expresión deben ser lo suficientemente sólidas y amplias para que incluso los símbolos, nacionales o religiosos, puedan ser objeto de burlas o ataques, ya que para eso están los símbolos, para demostrar adhesión o ruptura. La libertad no se tiene sólo para ser políticamente correcto sino también para expresarse de la manera que uno quiera por muy desafortunada que esta sea. Y de no ser así ¿Quién se considera facultado para decidir lo que ofende a la nación y lo que no?
Respecto a Birmania, nuevamente queda de manifiesto la hipocresía occidental que prefiere la no intervención cuando sus intereses están salvaguardados, aunque la junta militar gobierne de manera tiránica sobre un pueblo que expresó su voluntad democrática en las urnas y no fue respetado. Sin embargo, Irán, que ha elegido a su gobierno de manera democrática, es un enemigo de la paz mundial porque no quiere plegarse al control occidental (recordemos que Afganistán tiene armamento nuclear y es gobernado por un dictador que, por intereses geopolíticos, es apoyado por Estado Unidos sin que a nadie le parezca un peligro). Afortunadamente los monjes budistas no tienen la actitud de la iglesia católica respecto al alzamiento militar de Franco o al holocausto nazi y comprenden que el bienestar de las personas, su felicidad y la convivencia en libertad y armonía debe ser un objetivo prioritario de cualquier religión. Los monjes deben estar al lado del pueblo y no recluidos en las montañas, mirando sus ombligos, ajenos al sufrimiento que les rodea.
Por último, creo que coincidiereis conmigo en que el espectáculo que están dando la familia de Madelaine, los medios de comunicación, los políticos, o las policías británica y portuguesa es absolutamente bochornoso y lamentable. Deberíamos reflexionar por un lado en el cariz cada vez más sensacionalista que están tomando los medios de comunicación, especialmente sus informativos, pero también deberíamos pensar cual es nuestro interés por estos casos, la naturaleza de nuestra curiosidad, el morbo que nos envuelve y corrompe, nuestra falta de respeto camuflado de empatía. Si me preguntan, no tengo ningún interés en saber absolutamente nada sobre Madelaine, si aparece o está muerta que se lo digan a sus padres.