05 marzo, 2008

LA TAPADERA DEL DEBATE

Los dos debates que han protagonizado Zapatero y Rajoy en televisión, lejos de ser un ejemplo del espíritu democrático del sistema y de sus dos principales partidos, han puesto de manifiesto la falta de cultura democrática que tenemos en España. En primer lugar, el hecho de que estuviesen tan controlados los temas y los tiempos dejó absolutamente cerrada la puerta a la espontaneidad o la improvisación, un ejemplo del miedo de los políticos ha salirse del discurso oficial de sus partidos, el resultado fue que en el primer debate no hubo diálogo entre los candidatos y ambos se limitaron a soltar sus proclamas de manera mecánica. En segundo lugar, tanto los responsables de campaña del PP como los del PSOE han insistido en que para ellos lo único importante del debate era atraer al pequeño porcentaje de votantes indecisos, ninguno ha tenido en cuenta que eso supone un desprecio hacia los demás que: o bien ya tienen su voto decidido o bien no estamos de acuerdo con ninguno de los dos programas. El debate, señores políticos, debería entenderse como un acto de pedagogía política que permitiese a los ciudadanos conocer los diferentes puntos de vista que hay sobre la situación del país y las diferentes medidas que se proponen, informar a la ciudadanía independientemente de que eso determine su voto o no. En tercer lugar, si tanto Zapatero como Rajoy fueran verdaderamente demócratas hubieran reclamado la presencia de la tercera fuerza política a nivel nacional, Izquierda Unida, y no hubieran apostado por un bipartidismo que empobrece y simplifica terriblemente la política española. Habría que pensar que porcentaje tienen la radio, la televisión o los periódicos en la extensión del llamado “voto útil”. Lo que me lleva al cuarto punto que quiero tratar, toda democracia que se precie debe contar con unos medios de comunicación fuertes, profesionales y, sobre todo, independientes. Por desgracia, Eso supone una utopía en España donde los ciudadanos asistimos pasivos al espectáculo bochornoso de unos medios de comunicación militantes. Existen numerosos ejemplos de lo que decimos pero a mi me parece muy reveladora la decisión de televisión española de abrir la campaña con un debate entre los directores de los principales periódicos nacionales en el que cada uno asumió la defensa del partido político que le da de comer. Por último, la reacciones peloteras de los diferentes periodistas después de cada debate resultaban vomitivas. En conclusión, nos venden machaconamente que los dos debates han sido un éxito para la democracia pero en mi opinión son la mejor prueba de la decadencia de la misma. La niña de Rajoy se sentiría muy decepcionada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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