07 noviembre, 2008

REFLEXIONES DE UN SEGURATA 2

El camino que andamos a lo largo de la existencia no siempre es en línea recta, a veces volvemos sobre nuestros pasos, buscando lugares comunes, espacios donde nos sintamos seguros y otras, simplemente, nos vemos obligados a tomar una dirección diferente. Según cumplimos años creemos madurar, a veces nos convertimos en personas distintas y otras sólo somos la misma puesta en unas circunstancias diferentes. Una puesta de sol, vista desde el mismo sitio, puede parecernos siempre igual o siempre distinta, la vida es cuestión de actitud.
La poesía que os pongo a continuación la escribí cuando trabajaba de segurata, uno de los periodos más oscuros y sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, más fructíferos de mi vida.

Un bodegón con una sola fruta
Un libro sin lectores
Una carretera sin coches
Un bar cerrado
Un teléfono que no suena
Un ruido que nadie escucha
Un milagro que nadie ve
Un pez en su cárcel de cristal
Un oasis en el desierto
Una isla en el mar
Un mármol sin escultor
Un ladrillo sin arquitecto
Un lienzo sin pintor
Unas ruinas abandonadas
Un emigrante
Un “loco”
Un incomprendido
Un cementerio
La cima de cualquier montaña
El primer día de clase
El primer y el último rayo de luz
El odio
El adiós
El olvido
La melancolía
La vejez
La muerte.
(Alberto Baena)

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