05 febrero, 2009

VIAJE A SALAMANCA.

9:08. Dejo Madrid atrás con destino Salamanca y viajo con la sensación de que no queda sólo una ciudad a mis espaldas, dejo mis preocupaciones diarias, mis angustias prosaicas, mis decepciones, y me dirijo hacia mis ilusiones. La idea de trabajar 3 años de profesor en Salamanca me fascina, estoy emocionado y no puedo esperar, quiero llegar ya, estoy tan nervioso que me cuesta concentrarme en la lectura.
A mi lado viaja la típica salmantina, lleva un abrigo y unas botas negras, que acompañan la belleza de su pelo largo y negro como el azabache. Salamanca me espera y tiene mucho que ofrecerme.
10:35. Sigo de camino a Salamanca, me muevo por caminos nuevos para mí. El paisaje de Castilla es hermoso, entre el verde y el amarillo de sus campos de trigo y hierba que contrastan con un horizonte azul salpicado de nubes grises. Siempre me ha gustado viajar en tren, es como ir observando un cuadro que va cambiando, sólo se debería viajar así, los trenes tienen un aire romántico que la frialdad de los aviones y sus aeropuertos nunca podrán conseguir.
Acabo de terminar el libro que estaba leyendo, Memoria de mis putas tristes de Gabriel García Márquez, un libro valiente para escribirlo un anciano, que sólo puede permitirse alguien que, después de Cien años de soledad, está por encima del bien y del mal. En fin, al paso que voy no descarto acabar mis días como el protagonista de la novela, como un viejo verde.
La salmantina duerme a mi lado, tapando su rostro con su hermoso pelo negro mientras el sol va acariciando lentamente todo su cuerpo.
13:20. Admirando la majestuosidad de la plaza mayor de Salamanca, uno no puede evitar recordar las palabras de Bernal Díaz del Castillo cuando comparaba la grandeza de aquel lugar con la magnífica plaza de Tenochtitlan. Toda la ciudad encaja perfectamente con el paisaje, el puente romano sobre el rio Tormes, la piedra de sus edificios o su excelente gastronomía hecha a base de productos de la tierra.
La casa de las conchas me gustó por su originalidad pero fue ante la fachada de su universidad donde me emocioné al sentir el peso de la historia sobre mí, era como si los Reyes Católicos me mirasen desde su rosetón preguntándome si era consciente de lo que suponía dar clase allí, por donde pasaron personajes de la talla de Nebrija, Beatriz Galindo, Fray Luis de León, Góngora, el Conde Duque de Olivares, Saavedra y Fajardo, Unamuno, o, por encima de todos, mi admirado padre Vitoria, un hombre con la amplitud de miras suficientes como para crear las fundamentos del derecho internacional en base a la polémica sobre los justos títulos de los derechos de los monarcas españoles sobre América.
18:30. Vuelvo a Madrid, a la rutina, al refugio desde donde espero las noticias que cambien mi vida. La reunión con los profesores de la universidad de Salamanca ha ido muy bien, están dispuestos a apoyar mi incorporación al proyecto de investigación. Ahora sólo queda preparar los papeles y esperar que, por una vez, la suerte me sonría y pueda volver a aquella ciudad maravillosa a hacer lo que más me gusta.




5 comentarios:

Anónimo dijo...

total, que lo unico interesante de la historia que era la morena, nunca mas se supo?.... erez un desastre maikel

ilmo dijo...

Suerte. Ya verás, lo vas a conseguir.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Joder, máquina, siempre consigues emocionarme un poquito. Verás como esta vez es la buena!!!!

Anónimo dijo...

La Morena se quedo dormida... Ya está?? Vaya Final para una Historia! Mucha Suerte Virrey, Ojala lo consigas!!

Un Abrazo.

Anónimo dijo...

q bueno lo que nos cuentas virrey! lástima que suponga tu no venida a las américas...ya nos cuentas. Muchos besos, paula