20 agosto, 2010

EL AGN

El Archivo General de la Nación de la ciudad de México es, cuando menos, un lugar interesante de conocer. Se trata de una antigua cárcel reconvertida, donde los documentos se amontonan en las antiguas celdas y los investigadores nos dividimos en galerías en función de la época en la que estemos interesados. A mi me resulta divertido todo este travestismo, ver salir los libros como si fueran presos con permiso temporal, hasta que inevitablemente me choco con los habituales problemas que conlleva el adaptar un espacio a unas funciones para las que no fue creado, no cuenta ni con wi-fi, ni con calefacción en la zona donde trabajan los investigadores, ni con cafetería para tomar un café o comer a la mitad de la jornada. Sin embargo, yo llego feliz a mi cita con la historia todos los días, por una de esas casualidades de la vida, han puesto un biombo en el pasillo de entrada y yo lo interpreto como una señal de que mi investigación va ser un éxito.
Como en cualquier edificio oficial de México y al margen de los fastos del supuesto bicentenario de la independencia, el nacionalismo está por todas partes, impregnándolo todo con su aroma putrefacto, y suportar este tufo durante mucho tiempo resulta un poco pesado. Si algo caracteriza el alma insegura de los políticos nacionalistas de todo el mundo es su absoluta convicción en que el tamaño de una bandera es directamente proporcional al patriotismo del que la encargó. Un buen ejemplo de ésto lo encontramos en la plaza de Colón de Madrid, donde la enorme bandera de España que han colocado es tan grande que apenas se la puede ver ondear al viento de manera digna, permaneciendo flácida y caída la mayor parte del tiempo, en una metáfora maravillosa de la impotencia de la España de Zapatero. De la misma forma, lo primero que te llama la atención cuando entras a la sala principal del AGN no es la espectacular cúpula del techo sino una bandera enorme que cubre todo el frente. En mi opinión, no sería necesario reafirmar la mexicanidad del lugar con un símbolo tan exagerado ya que, observando la facha de los guardias de seguridad, a los que les sobran kilos y les faltan neuronas, y las maneras de la mayoría de los archiveros, tipos incompetentes y vagos que hablan a voces en galerías donde sus risas retumban de la misma forma que lo harían dentro de una enorme cueva, uno es perfectamente consciente del país en el que se encuentra.
Lo curioso es que cuando acabas de trabajar y sales de la cárcel, la sensación no es de ganar libertad sino de perderla.





6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Bien Alberto!. Me es grato comprobar tu inteligencia, sí: tu soberbia picardía y tu pragmatismo con el nacionalismo mexicano y también con el español, en realidad con todos los nacionalismos y los patriotismos, saber que -es obvio que son una lacra más de nuestro tiempo, una solución de última hora para enmascarar el predominio rotundo, total, descarado, absoluto de las prioridades de la empresa, de las multinacionales y del mundo financiero en la política occidental y española, ¡y la falta casi total de debate teórico en la izquierda y en la derecha democrática española!, pero no de ideología: otra máscara más- eres un Caballo de Troya tío, sí, un tipo listo como muchos otros que conozco en la historiografía española, un investigador que come directamente de la manita de ellos, de los nacionalismos, para luego poco a poco deslegitimarlos y reírse de ellos en su puñetera cara, mientras ellos creen a pies juntillas que les guardas "felonía" total, que les haces la corte y que eres otro más de los miles de investigadores españoles que va a seguir sus absurdos y autoritaristas preceptos y dictámenes a rajatabla como principio, para poder tener un sueldo y un futuro en su gremio. Da la sensación que no se enteran de nada los pobres, ¿cómo lo ves?
http://www.lavanguardia.es/lv24h/20100815/53983049631.html

PEDRO.

Anónimo dijo...

Hola Alberto, disculpa, cuando digo "felonía" me refería a "vasallaje". Es metafórico, pero en las universidades españolas, con el clientelismo generalizado, la endogamia y el politiqueo barato que decide casi todo -a parte del, bastante obvio, bajo nivel de las licenciaturas y doctorados en Ciencias Humanas, aunque luego entre los investigadores se puede encontrar todos los niveles, y con la misma base académica: porque ahí el autodidactismo puedo obrar verdaderos milagros- que las caracterizan y distinguen en el contexto europeo, a menudo parece más real que una simple hipérbole...

Muchos dicen, como el propio Paul Preston escribió hace pocos años, que una de las pocas instituciones españolas que no pasó la Transición es la Universidad. Nos queda una Revolución pendiente. PEDRO.

Anónimo dijo...

yo creo que el mejor nacionalismo es el de enarbolar con maximo orgullo la bandera del "pais que te paga" desdeñando y menospreciando las costumbres de tu pais de nacimiento y que te permitio una educacion asequible para que luego puedan aprovecharlo otros, de la que muestras muy leve agradecimiento. tu te echas siesta? pues entonces seras mas o menos español, digas lo que digas vendido chilango-portuñol, asi que no me cabrees....
¿no Sr Maikel?...

Sr Castor

Anónimo dijo...

Castor. Que un país te pague la educación para que luego lo aprovechen otros países es un clásico español, pero no es ninguna broma. Hay tantísimos investigadores españoles que se tienen que largar para tener posibilidades claras de futuro investigador, que si fuéramos un poco coherentes, nos largaríamos todos -todo sea por directamente no tener que mamar pollas, o esperar ad eternam que el maná caiga del cielo algún día, sin saber nunca exactamente cómo te has de situar para que puedas cogerlo y no se pierda-, ¿para cuándo una campaña dura, sincera y con todos los puntos sobre las íes acerca de la investigación humanística en España? PEDRO

Yonko Majarón!! dijo...

Estoy contigo Don Castor, el Puto Lusitano de los Cojones bien que echa pestes desde el extranjero de su querida patria pero bien que se infunda la elástica roja en la Final del Mundial. No es más que un Díscipulo de ZP!!

Anónimo dijo...

Mira la foto de mi acosador y de tu gordita de los labios rojos... Que viejos recuerdos de encuentros y desencuentros...