Yendo de camino a España en un avión incomodo y
obsoleto de Iberia, uno tiene la sensación de retroceder en el tiempo a los
años 80 y no puede dejar de ponerse nostálgico. Además, siempre que viajo me da
por reflexionar sobre mi vida en particular o sobre el sentido de la vida en
general. Pero hoy la cosa parece transcurrir de una manera un poco diferente,
por una vez, no me he dejado llevar por la melancolía introspectiva. Hoy estoy
contento, vuelvo a casa y en unas horas estaré con mi familia comiendo
torrijas.
En este momento el pasado no me interesa tanto como
el futuro. Este tipo de actitud es muy extraña en mí, así que me pongo a pensar
en la felicidad. ¿Qué es?¿Es una cosa que se puede definir de manera general o
es diferente en cada caso? Si varía de una persona a otra ¿Qué es para mí la
felicidad?
Bueno, hay gente que defiende que la felicidad son
momentos. En ese caso, la felicidad sería distinta en cada individuo y
respondería a circunstancias coyunturales, sin una constante. Algo instintivo,
lo que me produce placer me hace feliz. Yo no soy muy partidario de esa idea,
me parece primitiva. Claro que también tengo mis pequeños momentos de euforia. Sin lugar a dudas, la
expectativa de volver a ver a mi familia es un pensamiento que me proporciona
un efímero momento de alegría. Pero es
precisamente esa fugacidad la que me hace dudar. Si la felicidad nunca se
mantiene en el tiempo, nada rutinario puede proporcionarnos esa satisfacción.
Por lo tanto, la felicidad sería hija de la novedad, lo cual no deja de ser un
poco triste. Nadie puede mantenerse en un estado de excitación tal que mantenga
esa situación durante mucho tiempo. De esta forma, ver a mi madre me produce una
enorme felicidad porque no la veo todos los días, cuando vivía con ella no
solía darle la importancia que, como es lógico, le doy ahora.
No, para mí la felicidad tiene que ser algo más
objetivo, más constante. Cuando hace años me dio por mezclar filosofía y
autoayuda, me puse a buscar respuestas en algunos autores que me parecían
interesantes. Así llegué a Shopenhauer y ahí encontré una respuesta que
encajaba con mi forma de pensar. Para un tipo tan angustioso y maniático como
yo, la felicidad sólo podía ser la ausencia de dolor. La vida es muy
complicada, uno se pasa el tiempo preocupado y resolviendo problemas. Y si nos
ponemos más existenciales, habría que añadir la incapacidad humana de superar
su soledad original y el miedo a la muerte. La felicidad sería entonces como
unas vacaciones de la vida, un estado ideal de tranquilidad. En ese caso, la
felicidad sería constante pero también, por desgracia, imposible de alcanzar.
De todas maneras, para que esta idea tuviese sentido tendría que funcionar para
todo el mundo, no sólo para mí.
En fin, menuda comedura de cabeza, es lo que tiene
viajar en un avión de Iberia, el entretenimiento tienes que montártelo tu solo.
Posdata: Quería poner una imagen alusiva al
contenido de la entrada, pero puse felicidad en el buscador de google y casi vomito
jajaja
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